
Según el punto de vista cristiano, la Biblia nos exhorta a educar a nuestros hijos en la disciplina y enseñanzas del Señor (Efesios 6:4). Esta instrucción implica no solo educar sobre Dios, sino también demostrar un modo de vida cristiano a través de nuestras acciones diarias. Dedicar tiempo de calidad a nuestros hijos es una manera concreta de demostrarles el amor de Dios.
En Proverbios, el Rey Salomón destaca la relevancia de recibir enseñanzas de los padres: «Hijo mío, escucha la instrucción de tu padre, y no desprecies la enseñanza de tu madre» (Proverbios 1:8). En este pasaje se resalta la obligación de los padres de dirigirse a sus hijos y la importancia de estar activamente involucrados en sus vidas.