Alrededor del «género» se ha abierto una enorme brecha que separa a padres e hijos, nietos y abuelos. No hay quien se entienda y se escuche. En las familias es motivo de disputa, los hijos no se sienten acogidos y los padres sienten que sus hijos están perdidos y que tienen ideas equivocadas. Esta desconfianza recíproca se supera solo con unas condiciones de diálogo adecuadas que dejen atrás los prejuicios. Es necesario crear un terreno común y escucharse.
El libro “Género, jóvenes e iglesia”, editado por Encuentro, propone otra forma de mirarse y dialogar. Un camino de acercamiento donde parecía imposible. Entender desde el cristianismo la cuestión del género puede facilitarnos construir puentes hacia nuestros hijos o padres.
Su autora es Marta Rodríguez Díaz (Madrid, 1979), consagrada de Regnum Christi y coordinadora del área académica del Instituto de Estudios Superiores sobre la mujer, perteneciente al Ateneo Pontificio Regina Apostolorum: “Mi pasión es hablar con los jóvenes y si puedo, recordarles que su corazón no engaña, que están bien hechos y que están llamados a vivir plenamente su vocación al amor”.
La autora en este libro propone la maravilla, mal entendida muchas veces, que puede ser para los jóvenes la propuesta de la Iglesia en torno a estos temas. Se trata de un libro especialmente útil para padres y educadores, que ayuda a afrontar sin miedos la tarea de dialogar y acompañar a nuestros jóvenes en un mundo marcado por el «género» y en el que la Iglesia tiene que seguir siendo madre y maestra.
Resulta especialmente interesante la posición que plantea el libro en relación con el «género», un término tan lleno de equivocidades hoy en día. La autora afirma que se puede abrazar el género desde una antropología cristiana. Amoris Laetitia 56 da una clave precisa de lectura. Por un lado, condena claramente las visiones reductivas del género (ideologías de género). Pero, además, aclara que “género y sexo se pueden distinguir, pero no separar”: “No hay que ignorar que el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir pero no separar”. El género es la interpretación cultural del sexo: no es lo mismo que el sexo, pero tampoco es algo totalmente independiente. La autora cree que es necesario asumir el término «género», por motivos antropológicos, culturales y sociales, para intentar llenar este concepto de contenido, ante las visiones reduccionistas que proponen las distintas ideologías de género que han permeado leyes, políticas y programas educativos.
Uno de los capítulos del libro está dedicado a la homosexualidad, tratando de analizar la compleja serie de factores biológicos, psíquicos y culturales que influyen en la atracción por el mismo sexo y, especialmente, tratando de trasladar la mirada de la Iglesia sobre esta cuestión, sin confundir la acogida, el acompañamiento que propone la Iglesia para las personas que viven esta realidad, con la justificación moral de la conducta homosexual o la bendición de la unión de las parejas del mismo sexo.
En otro de los capítulos del libro se aborda la concepción del cuerpo desde la antropología propiamente cristiana, como imagen de Dios, y se propone a nivel pastoral, para padres y educadores, enseñar a los jóvenes a descubrir la gramática de su cuerpo (la «pedagogía del cuerpo», de la que hablaba el Papa Juan Pablo II), ayudarles a descubrir qué les dice el cuerpo de quiénes son, para que nuestros jóvenes sean capaces de reconocer la belleza a la cual están llamados e identificar que responde a los deseos de su corazón.
El libro también ofrece pistas pastorales para ayudar a los formadores a acercarse a jóvenes confundidos en temas de «género», por supuesto, con la verdad, pero desde la cercanía, la escucha, la humildad, la paciencia, el esfuerzo por comprender, abiertos intelectual y afectivamente, desde la certeza de que estamos bien hechos y con la confianza de la capacidad que tiene toda persona para reconocer el bien y la belleza.
La autora termina el libro recordando que, para salir de la confusión de género, una de las cuestiones más neurálgicas de este cambio de época en que nos encontramos, que sin duda se trata de un momento de crisis, y tal vez por lo mismo de grandísima oportunidad, adultos y jóvenes necesitamos caminar juntos, convencidos de que ninguna generación sola puede afrontar la totalidad del desafío.
Os recordamos que actualmente está abierta la III edición del Programa «Género, sexo y educación», de la Universidad Francisco de Vitoria en colaboración con el Regina Apostolorum, del que Marta Rodríguez es directora académica, un curso que se imparte 100% online para que formadores y educadores cuenten con las herramientas y aprendan a acoger con verdad y caridad asuntos de actualidad en materia de género, sexo y comunicación.