Es bien conocido que “quien tiene un amigo, tiene un tesoro”. Esta afirmación cobra aún más importancia en el momento de la adolescencia, un periodo en el que el aspecto social adquiere especial relevancia, les ayuda a conocerse a sí mismos, a entender los cambios que experimentan y a definir su identidad, confrontando lo que han recibido de sus padres con lo que van descubriendo por su propia experiencia. Para el adolescente las amistades son cruciales para dar el paso a la edad adulta. En esta etapa tiene especial importancia, no solo saber elegir buenos amigos, sino también saber ser un buen amigo, y en esta tarea es imprescindible que los padres sepamos acompañar a nuestros hijos.
A continuación, ofrecemos algunas claves que consideramos fundamentales para educar a nuestros hijos adolescentes en el valor de la amistad y ayudarles a construir amistades sanas:
- EXPLÍCALE EL CONCEPTO DE AMISTAD, para que sea él mismo quien descubra si tiene buenos amigos: los valores propios de una amistad profunda son la lealtad, la confianza, el respeto, la generosidad, la afinidad, el cariño, la sinceridad, el perdón, la comunicación, la escucha, etc. Conviene ser muy prudentes a la hora de ser críticos con las amistades de nuestros hijos, ayudándoles a analizar las acciones o comportamientos concretos que hayan podido tener sus amigos, para que sean ellos mismos quienes reflexionen sobre cómo reconocer a un buen amigo y cómo esforzarse por ser un buen amigo que hace crecer a sus amigos.
- PONER FRENO A LAS CRÍTICAS: No hablamos de críticas constructivas, de las que se hacen porque quieres empujar a tu amigo a que dé lo mejor. Nos referimos a la crítica malintencionada, tan normalizada hoy en día, y agravada por el mundo de las redes sociales, que invitan al juicio constante sobre la vida de los demás. Como padres tenemos que tener especial delicadeza en educar a nuestros hijos en mirar y hablar bien de los demás, en ser capaces de controlar el impulso de la crítica y esforzarse en buscar los aspectos positivos de la persona a la que iba a censurar, en callar cuando no se tenga claro si la crítica va a construir o a destruir. Pensar bien de los demás es lo propio de las personas libres, capaces de mirar hacia arriba con nobleza, sabiendo reconocer la dignidad humana de cada persona y poniendo en valor lo positivo. Educar a nuestros hijos en la amistad es enseñarles a poner freno a las críticas y a tener una mirada limpia y caritativa sobre los demás. Y debemos educarles con el ejemplo, que puedan ver en nosotros cómo no damos ocasión a la crítica y al juicio y somos capaces de poner freno a este tipo de conversaciones.
- PERTENECER A UN GRUPO NO SIGNIFICA PERDER SU PERSONALIDAD: En la adolescencia la pertenencia al grupo adquiere una importancia fundamental. Sin embargo, debemos esforzarnos por enseñar a nuestros hijos que la amistad no es posesión sino apertura, y que su deseo de pertenencia no puede estar enmascarando sus inseguridades. Dentro de su grupo tienen que ser capaces de mostrase tal cual son, sin miedo a ser juzgados o criticados, manteniendo su forma de ser y de pensar sin dejarse arrastrar. Es fundamental educarles en una sana autoestima que les haga valorar su propia dignidad y saber que merecen ser queridos y cuidados por sus amigos, esto les ayudará a poner distancia con las amistades tóxicas. También es necesario fomentar en ellos el espíritu crítico, en una época en la que el mundo digital propicia una nueva forma de entender las relaciones. Tenemos que hacerles descubrir el valor de las relaciones personales frente a la amistad a través de la pantalla.
- ENSÉÑALE A RESOLVER LAS SITUACIONES DE CONFLICTO, a saber decir que no y a saber apartarse de las amistades que no le ayudan a crecer. Aunque este proceso de discernimiento es doloroso para nuestros hijos, es necesario ayudarles a atravesar ese túnel, distinguiendo la finísima frontera entre la protección y la sobreprotección, apoyándoles y confiando en su criterio para ser capaces de elegir a los amigos que les hacen bien y de abrirse a nuevos grupos y descubrir el valor de la amistad verdadera. Que las crisis de amistad se conviertan en oportunidades para crecer como personas.
- ABRE TU CASA: Una de las mejores formas para conocer a los amigos de tus hijos y ver cómo se comportan es abrir las puertas de tu casa. Esto no sólo te ayuda a conocer a sus amigos, sino que genera un clima de confianza y te asegura que los planes que hacen son los que corresponden para su edad. Si, además, invitas a tus propios amigos a casa, les darás la oportunidad de aprender de ti lo importante que es tener amistades sanas y saber cuidarlas. Es muy importante el espejo de las relaciones sociales de los propios padres: que nuestra casa sea un testimonio para ellos de lo que es ser un buen amigo que cuida a sus amigos y disfruta con ellos.