Cuaresma
“Un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad”
La cuaresma es un periodo litúrgico de 40 días de duración que comienza el miércoles de ceniza y termina en la celebración del domingo de ramos. Durante la cuaresma somos llamados a la reflexión, la penitencia y la conversión a través del ayuno y la abstinencia, la oración y la caridad, como preparación espiritual del Corazón para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Los orígenes de la cuaresma se remontan a los primeros siglos de la Iglesia, cuando los cristianos comenzaron a observar un tiempo de penitencia y ayuno antes de la Pascua. Pero muchos asocian esta etapa a la Semana Santa enfocándolo en las vacaciones, más que en el sentido cristiano. Por eso nos gustaría que este boletín nos llevara a hacernos la pregunta: ¿Cómo preparamos nuestro corazón durante la cuaresma? Y proponemos los 15 sencillos actos de caridad y 11 maneras de vivir el ayuno que proponía el Papa Francisco en su mensaje de Cuaresma
Mensaje del Papa en Cuaresma: «Fe, esperanza y caridad para nuestra conversión» – Vatican News
15 sencillos actos de caridad y ayuno
- Saludar (siempre y en todo lugar).
- Dar las gracias (aunque no «debas» hacerlo).
- Recordarle a los demás cuanto los amas.
- Saludar con alegría a esas personas que ves a diario.
- Escuchar la historia del otro, sin prejuicios, con amor.
- Detenerte para ayudar. Estar atento a quien te necesita.
- Levantarle los ánimos a alguien.
- Celebrar las cualidades o éxitos de otro.
- Seleccionar lo que no usas y regalarlo a quien lo necesita.
- Ayudar cuando se necesite para que otro descanse.
- Corregir con amor, no callar por miedo.
- Tener buenos detalles con los que están cerca de ti.
- Limpiar lo que uso en casa.
- Ayudar a los demás a superar obstáculos.
- Llamar por teléfono a tus padres, si tienes la fortuna de tenerlos.
11 maneras de practicar el ayuno
- Ayuna de palabras hirientes y transmite palabras bondadosas.
- Ayuna de descontentos y llénate de gratitud.
- Ayuna de enojos y llénate de mansedumbre y de paciencia.
- Ayuna de pesimismo y llénate de esperanza y optimismo.
- Ayuna de preocupaciones y llénate de confianza en Dios.
- Ayuna de quejarte y llénate de las cosas sencillas de la vida.
- Ayuna de presiones y llénate de oración.
- Ayuna de tristezas y amargura y llénate de alegría el corazón.
- Ayuna de egoísmo y llénate de compasión por los demás.
- Ayuna de falta de perdón y llénate de actitudes de reconciliación.
- Ayuna de palabras y llénate de silencio y de escuchar a los otros.
Si todos intentamos este ayuno y caridad, lo cotidiano se llenará de paz, confianza, alegría y vida.
En la Cuaresma Jesús también nos muestra una gran enseñanza, la mansedumbre como una virtud característica de su personalidad y que el ejemplo más magnánimo se muestra por su capacidad para perdonar a sus enemigos que le flagelan, le insultan y le crucifican. Incluso cuando un discípulos le traiciona, otro le niega tres veces y aun así les perdona.
En este tiempo, Jesús nos invita a cultivar la mansedumbre en nuestras vidas buscando la paz interior y la reconciliación con quienes nos rodean al imitar su actitud bondadosa y compasiva. Fortaleciendo así nuestra fe y construyendo un camino hacia una vida de auténtica entrega y servicio a los demás.
¿Por qué es tan importante la mansedumbre? La razón es que la mansedumbre nos ayuda a vivir en armonía con Dios y con nuestro prójimo. Una virtud que, aunque siempre es importante cultivar, en las edades de niños de la ESO cobra todavía más importancia. Aprender de Jesús a ser humildes, pacientes y compasivos, siguiendo su ejemplo de amor y perdón. La mansedumbre no se trata de ser débil o sumiso sino de tener control sobre nuestras emociones y actuar con bondad y comprensión hacia los demás.