Hacer teatro no solo es una actividad divertida, sino que también contribuye al crecimiento integral de los niños, preparándolos para enfrentar el mundo con confianza y creatividad

Este mes, desde Red de Padres, proponemos un maravilloso libro de Elena Fortún. En estos tiempos de agendas repletas, pantallas, prisas y atolondramiento generalizado, la autora nos ofrece una agradable alternativa para nuestros hijos en los clásicos momentos de “me aburro”.

Así lo sintetiza la autora, de un modo sencillo y simplemente brillante en el prólogo que dirige a los niños:

<< He reunido para vosotros doce comedias de variado contenido, nueve en prosa y tres en verso, en sencillos pareados que aprenderéis fácilmente. Algunas podréis hacerlas en casa las tardes en que la lluvia o el frío no permitan salir y, sin el auxilio de los mayores, con algunas telas por fondo, los muebles de vuestro cuarto, los vestidos viejos de mamá y algunos recortes graciosos de papel de seda, produciréis un maravilloso espectáculo para admirar y sorprender a los primos y amigos que han venido a merendar con vosotros. Todas son de un acto. He creído que vuestra atención no podía fijarse más tiempo.>>

 ¿Por qué?

Aprender a hacer teatro ofrece a los niños numerosos beneficios que enriquecen su desarrollo personal. En primer lugar, el teatro estimula la creatividad y la imaginación, permitiendo a los pequeños explorar diferentes personajes y situaciones, lo que les ayuda a desarrollar habilidades de resolución de problemas.


Además, participar en actividades teatrales promueve la confianza en sí mismos. Al actuar frente a una audiencia, los niños aprenden a superar el miedo escénico y a comunicarse de manera efectiva, lo que es fundamental para su crecimiento personal y social. También fomenta el trabajo en equipo, ya que deben colaborar con sus compañeros, escuchar y respetar las opiniones de los demás, fortaleciendo así sus habilidades interpersonales.

Por último, el teatro puede ser una herramienta valiosa para el aprendizaje académico, ya que los niños deben memorizar guiones y comprender las historias que interpretan. En resumen, hacer teatro no solo es una actividad divertida, sino que también contribuye al crecimiento integral de los niños, preparándolos para enfrentar el mundo con confianza y creatividad.

Este libro presenta, además, entrañables obras de teatro con temática navideña, como por ejemplo, Miguelito, posadero, que harán que podamos disfrutar esta Navidad de un sencillo y precioso plan en familia.

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