El Dr. Carlos Chiclana, Gemma Mestre, Alejandro Villena y Giulia Testa, han creado y publicado en la UNIR la Guía «Adolescentes y uso de pornografía», con la colaboración de la asociación Dale una vuelta y del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, en la que ofrecen herramientas e ideas prácticas para abordar este problema en el entorno familiar.
Se trata de un recurso muy útil, para familias y profesionales, ante el extendido consumo de pornografía que existe en la actualidad entre los adolescentes. Su objetivo es dar respuestas y soluciones prácticas en el ámbito de la educación afectivo-sexual, promoviendo una sexualidad sana. Para ello realiza un análisis de la situación actual y de las consecuencias perjudiciales de la pornografía, al tiempo que comparte un gran número de estrategias y recursos disponibles para prevenir y afrontar el uso problemático de la pornografía.
El consumo de pornografía está cada vez más extendido. ¿A qué se debe? Según quienes defienden la hipótesis llamada Triple A Engine, influyen tres factores: Accesibilidad (la facilidad de acceso a internet a edades cada vez más tempranas), Asequibilidad (el bajo o nulo coste de este material) y Anonimato (la posibilidad de acceder a él desde el anonimato).
“Pocos adolescentes están capacitados para entender lo que están viendo en la pornografía y diferenciar entre la ficción y la realidad”, aseguran psicólogos y psiquiatras en la Guía. En este sentido, los expertos alertan de que algunas de las consecuencias negativas del uso de la pornografía pueden ser expectativas e ideas irreales sobre la sexualidad, deterioro de las relaciones interpersonales, aumento de la inclinación a cosificar la figura femenina y a incurrir en estereotipos de género, desarrollo de actitudes permisivas sexuales, instrumentalización de la sexualidad, conductas sexuales de riesgo o excesiva preocupación sobre la imagen corporal.
Villena afirma que “cuando un joven tiende a aislarse y permanecer hasta altas horas de la noche en internet, si protege en exceso sus dispositivos y el contenido que ve o si presenta dificultades para identificar y regular sus emociones”, pueden ser comportamientos indicativos de un uso problemático de pornografía.
En la Guía se proponen algunos pasos útiles para prevenir la exposición a pornografía en casa: es importante observar los hábitos de nuestros hijos, saber a qué dispositivos acceden, ubicar los dispositivos en espacios comunes evitando zonas aisladas, establecer controles parentales, regular la cantidad de tiempo de acceso a internet y establecer normas de uso de los dispositivos.
Por último, los expertos señalan que es necesario estar preparado para poder dialogar con nuestros hijos cuanto antes sobre la pornografía. Sin embargo, antes de hablar de pornografía, hay que hablar de sexualidad y educación sexual y es importante hacerlo lo antes posible. Si estamos abiertos a hablar del tema y transmitimos confianza y transparencia, es más probable que nuestros hijos estén más dispuestos a abrirse y buscarnos cuando tengan dudas sobre la sexualidad, en lugar de buscar las respuestas sobre sexualidad en internet. Algunos consejos que ofrecen los profesionales para poder abordar estas conversaciones son: escuchar, para entender sus necesidades; naturalidad, tratando de no cohibirle; atención y vínculo, es necesario mostrarse disponible y ser su referente; libertad, respetando su espacio y no invadiendo su intimidad; construcción, la educación sexual es cotidiana y requiere esfuerzo; formación, como padres, es bueno formarse, leer y escuchar a los profesionales.
¿Dónde encontrar ayuda? En España, la asociación sin ánimo de lucro Dale una vuelta ofrece información en línea sobre las posibles consecuencias del uso de pornografía.
Puedes descargar la guía completa y de forma gratuita aquí.
Guia-para-Familias_Adolescentes-y-Uso-de-Pornografia
Links de referencia: