Me gusta pensar que la Navidad no es una carrera de compras, sino una oportunidad para fortalecer nuestra fe, nuestra relación con los demás y nuestras tradiciones familiares
Al escribir sobre esto me vino a la cabeza parte de una homilía que el Papa Francisco hizo, llamando a los católicos del mundo a rescatar la esencia espiritual de la Navidad y no sucumbir a la comercialización desenfrenada. El pontífice invitó a emular la simplicidad del niño Jesús y a vivir con sobriedad, enfocándonos en lo esencial. Para ello he tenido que buscar las palabras y aquí os muestro una parte:
“En una sociedad intoxicada por el consumismo y el hedonismo, la riqueza y las apariencias, este Niño Jesús nos llama a actuar con simplicidad y balance, para discernir y valorar lo verdaderamente importante”
Además, subrayó que, frente a una cultura de indiferencia, los cristianos debemos cultivar un estilo de vida lleno de empatía, compasión y misericordia.
La sociedad en la que vivimos se siente arrastrada por el consumismo, y, por lo tanto, en muchas ocasiones nos vemos arrastrados por la búsqueda de placer, enfocada en el dinero y las apariencias: tener el último coche, el último teléfono, etc. o simplemente pedir a Amazon que me traiga el “lápiz” a casa.
El Niño Jesús nos invita a llevar una vida más sencilla y equilibrada, recordándonos lo que realmente importa. El Papa también destacó que, en un mundo que a veces parece indiferente, los cristianos deberían esforzarse por vivir con empatía, compasión y misericordia.
Evidentemente es complicado no darse a este tipo de cosas y más cuando la vida hoy en día no corre ¡vuela! y la inmediatez es parte de nosotros. Por ello, como cristiano, me gusta pensar que la Navidad no es una carrera de compras, sino una oportunidad para fortalecer nuestra fe, nuestra relación con los demás y nuestras tradiciones familiares. Para ello os propongo una serie de actividades que pueden ayudar a esto sin desconectarnos de la realidad.
Recuperando el significado de la Navidad en familia…
La Navidad, que debería ser un momento de reflexión espiritual, muchas veces se ve ensombrecida por las presiones de los gastos excesivos y el frenesí de regalos. Sin embargo, encontrar un equilibrio es posible. Este año, considera centrarte en actividades que unan a tu familia, fortalezcan los valores cristianos y brinden alegría a quienes más lo necesitan:
- Voluntariado en familia: enseñar a dar
La Navidad es un momento ideal para enseñar a los niños la importancia de compartir. Participar juntos en actividades de voluntariado puede convertirse en una tradición significativa. Aquí doy algunas ideas:
- Visitar comedores comunitarios: Ayuda en la preparación y distribución de alimentos.
- Donación de alimentos o juguetes: Dedica un día en familia a recoger y entregar donativos a quienes más lo necesitan.
- Manualidades para hospitales o residencias: Crear tarjetas navideñas o pequeños regalos hechos a mano para personas mayores o enfermas.
Estas acciones no solo refuerzan la humildad, sino que también ayudan a los niños a valorar lo que tienen y a comprender el verdadero significado de la Navidad.
- Celebra el Adviento como un camino espiritual
El Adviento es una temporada de preparación y espera, un tiempo para reflexionar sobre el nacimiento de Jesús. Aquí algunas formas de vivirlo en familia:
- Crea una corona de Adviento: Dedica un momento cada semana para encender una vela y rezar juntos. La corona de adviento no es un símbolo religioso, pero podemos utilizarla con el sentido que nos dice la Iglesia, como un lugar en el cual reunirnos, rezar y entender el proceso que falta para la llegada de la Natividad del Señor.
- Calendario de actividades: En lugar de un calendario tradicional de chocolates, incluye acciones diarias como «hoy rezamos por un amigo» o «hoy llevamos un alimento a quien lo necesite». Vi en un video de un educador que apuntaba cosas como “Hoy voy a decir 3 cualidades de mis hermanos; Hoy voy a ayudar a mis abuelos o padres con la mesa; Voy a llamar a mi tío para saber que tal.” Creo que esto ayuda mucho a vivir un adviento en un entorno más familiar y cercano a los valores cristianos.
- Lecturas bíblicas en familia: Cada noche, leer un pasaje de la Biblia relacionado con el nacimiento de Cristo, reflexionando sobre su mensaje.
Estas actividades ayudan a recordar que la Navidad no empieza y termina con los regalos, sino con la llegada de Jesús al mundo.
Tradiciones familiares que fortalecen los valores cristianos…
Las tradiciones familiares son una herramienta poderosa para transmitir valores y crear recuerdos significativos. A continuación, presento algunas ideas para que las tradiciones familiares sean el centro de tu Navidad:
- Regalos con significado
Establece límites y enfócate en regalos con propósito:
- La regla de los tres regalos: Inspirada en los obsequios de los Reyes Magos, ofrece algo que deseen, algo que necesiten y un libro que enriquezca su fe o valores.
- Regalos hechos en casa: Anima a tu familia a crear obsequios únicos como galletas, velas o cartas personalizadas.
- Adopta una familia: Participa en iniciativas comunitarias donde puedas alegrar la Navidad de quienes menos tienen.
- Tiempo: el regalo más valioso
Dedica momentos específicos a actividades que fortalezcan los lazos familiares:
- Noche de villancicos: Reúnete con familiares o amigos para cantar juntos canciones tradicionales.
- Taller de manualidades navideñas: Crea adornos para el árbol o decoraciones para la casa.
- Cena en familia con sentido: Además de disfrutar juntos, dedica un momento para agradecer las bendiciones recibidas durante el año.
Redescubre la Navidad en la comunión y la reflexión…
El sacerdote Brendan Murphy recuerda que la Navidad no se centra en los regalos bajo el árbol, sino en las personas que se reúnen a su alrededor. “Lo más valioso de la Navidad son los momentos compartidos, las conversaciones y el amor que damos y recibimos”, afirma.
Por ello propongo momentos de paz y oración:
Misa de Gallo: Participar en esta celebración litúrgica es una manera profunda de conectar con el mensaje de Cristo.
- Espacios de silencio: Aparta tiempo en tu hogar para la oración o la meditación.
- Rosario en familia: Una tradición sencilla, pero poderosa, para unir corazones en torno al misterio del nacimiento de Jesús.
El verdadero regalo de la Navidad…
A medida que nos preparamos para este tiempo especial, recordemos que lo más importante no está en lo material, sino en la conexión espiritual y emocional que compartimos con quienes amamos.
Yo siempre recuerdo de las Navidades todas las actividades y tiempo que pase con mi familia ayudando y viviendo la Navidad, aparte de los regalos, que me consta que era el quebradero de cabeza de mis padres y de muchos. La calidad de mis recuerdos se basa más en hechos que en materiales. Como familias cristianas, tenemos la oportunidad de enseñar a las nuevas generaciones que la Navidad es una celebración de amor, humildad y generosidad, y abogar por mantener esto y que no se viva como una fiesta donde prima el “Catalogo del Corte Inglés” y los caprichos banales, sino que se conozca que lo que se celebra es el nacimiento del que vino a salvarnos.
Que esta temporada sea para todos un tiempo de renovación, donde la luz de Jesús ilumine nuestros hogares y corazones, recordándonos que el mayor regalo ya lo hemos recibido: la esperanza que trae el Salvador al mundo.