
PADRES FUERTES, HIJAS FELICES
Un libro para recuperar la figura del padre y enfocado a sus hijas
Qué acertado estuvo San Juan Pablo II advirtiéndonos de que debíamos ir contracorriente, y qué bien lo enlazó Benedicto XVI a su aviso profético de la imposición de la dictadura del relativismo… ¿Qué tiene que ver ir contracorriente y la dictadura del relativismo en que vivimos, con ser padres y educar a los hijos? Pues todo…
Ir contracorriente es exactamente el camino para acertar, en un mundo organizado para disolver todos los principios en que se asienta nuestra exitosa cultura católica. Así, defender la vida frente a la cultura de la muerte. Así, defender la figura del padre y de la madre cuando se ataca al matrimonio y la familia. Y precisamente con referencias a la verdad sobre Dios, el mundo y el hombre. Porque donde hay verdad, hay libertad y, por el contrario, donde no hay verdad, sino relativismo, se imponen los deseos del más fuerte, esto es, la dictadura del relativismo en la que estamos.
Pues bien, en un libro magnífico, publicado ya hace más de una década, pero que, como todo lo profético está más de actualidad al cabo del tiempo, Meg Meeker, pediatra y consejera familiar, quien durante veinte años a trabajado con adolescentes y padres de familia, nos recuerda la importancia de la figura del padre, enfocado principalmente a la felicidad de sus hijos.
Aquí os dejamos, brevemente unas ideas para animaros aprofundizar en este tema. Nunca es tarde y además, aunque los protagonistas de este enfoque sean los padres en su relación con sus hijas, es fundamental coordinar bien con todos los aspectos de la familia, y especialmente con el pilar fundamental que representa la madre, no solo respecto a los hijos, sino también para colocar a su marido en el papel que le corresponde y que hoy está tan diluido…
Ayudale a conocerte
Desde que es un bebé, habla con él, busca su mirada, abrázale. Esto hará que se desarrolle saludablemente, su cociente intelectual irá creciendo y su desarrollo progresará; pero lo más importante, ellos comprenderán que la vida es buena porque les quieres. Tu eres su introducción al amor.
Cuando vaya a la guardería, y después a primaria y secundaria donde empezará a enfrentar desafíos, lo importante será siempre este sentimiento: “Papá, ¿sigues estando conmigo?” Tienes que ser su apoyo y más cuando más lo necesite.
Ayudale a descubrir el mundo
Hay que enfrentarse juntos a muchos obstáculos, y la mayoría procederán de la sociedad en la que tu hija ha nacido: el colegio, la urbanización, sus amigos… Es posible que no puedas contrarrestar los cambios de la sociedad que la rodea, pero lo que tu “hagas y digas”, el ejemplo que le ofreces y el liderazgo que ejerzas puede lograr que tu hijo se mantenga en el buen camino y que se aleje del mal que no le conviene. Educa con el ejemplo.
Lucha por su cuerpo
El mayor de los peligros que acechan a tu hijo es la hipersexualización y cosificación del sexo en una sociedad sin principios con acceso a todo tipo de perversiones. Todo esto proporciona a los adolescentes un sentimiento erróneo de ellos mismos.
Al entrar a la pubertad, sino es que antes, se enfrenta a bombardeos de videos, imágenes, películas que la invitan a tener relaciones sexuales en la adolescencia poniendo en riesgo su salud, a consumir alcohol, drogas y cigarros. No permitas que esto suceda, protege su cuerpo. Educa, establece reglas, mantente vigilante para que se cumplan; conoce a sus amistades y no tengas miedo de exigirle. Protégeles y defiéndelos y ellos sabran que tu los quieres. Ojo al móvil.
Lucha por su salud psicológica
Conoce cuales son sus pensamientos, preocupaciones, inquietudes. Dedícale tiempo. Escucha, coversa, explica. Tienes que decirle que ella es valiosa por el mero hecho de ser persona, que tiene talento, don y belleza, que tiene cualidades y fortalezas que la harán ser una gran mujer. No permitas jamás que las modas y las costumbres sociales te roben a tu hija. Enséñale el sentido de la familia, la importancia de la humildad y las satisfacciones que ofrece la costumbre de ayudar a los demás.
Lucha por su alma
Abre su mente al misterio como gran invitación a la fe. Fórmate, lee, aprede y así podrás explicar. Tu hijo te preguntará sobre el sentido de la vida y sobre la muerte y de lo sobrenatural. Te retará con sus dudas. Lee más, prepárate. Quiere tus respuestas o las buscará en otro lado. Háblale de Dios y enséñale a conocerlo, rezad unidos, comentad el Evangelio del día.
En fin, ama a tus hijos con todas las consecuencias. Da la vida. Justo, a contracorriente del egocentrismo relativista en que nos ahogan.