La fiesta de Halloween, tal como la conocemos hoy, tiene su origen en antiguas tradiciones celtas que celebraban el «Samhain», una festividad que marcaba el final del verano y el inicio del invierno. Para los celtas, esta noche del 31 de octubre era un momento en que el mundo de los vivos y el de los muertos se entrelazaban. Los druidas realizaban rituales para honrar a Samhain, el dios de la muerte, y se practicaban costumbres para protegerse de los espíritus malignos que, según ellos, rondaban esa noche​.

Creían que aquella noche el dios de la muerte permitía a los muertos volver a la tierra fomentando un ambiente de muerte y terror. La separación entre los vivos y los muertos se disolvía aquella noche y haciendo posible la comunicación entre unos y otros. Según la religión celta, las almas de algunos difuntos estaban atrapadas dentro de animales feroces y podían ser liberadas ofreciéndole a los dioses sacrificios de toda índole, incluso sacrificios humanos.

También creían que esa noche los espíritus malignos, fantasmas y otros monstruos salían libremente para aterrorizar a los hombres. Una forma de evitar el acoso de estos macabros personajes era preparándole alimentos, montando macabras escenografías y disfrazándose para tratar de asemejarse a ellos y así pasar desapercibidos sus miradas amenazantes.

Con la llegada del cristianismo a Europa, la Iglesia buscó cristianizar estas prácticas, y por eso estableció el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos, una fiesta para honrar a todos aquellos que ya gozan de la vida eterna junto a Dios. De esta forma, la víspera del Día de Todos los Santos, conocida como «All Hallows Eve», fue el origen de lo que hoy llamamos Halloween. Sin embargo, la esencia de Halloween ha continuado enfocada en lo oscuro y lo misterioso, desdibujando el sentido cristiano de estas fechas.

Un enfoque diferente: de la oscuridad a la luz

Para los católicos, la muerte no es motivo de temor, sino un paso hacia la vida eterna. Creemos en un Dios que es “No es Dios de muertos, sino de vivos”. (Mt 22, 31-32) y celebramos a aquellos que ya han alcanzado la gloria del cielo. Mientras Halloween pone el énfasis en elementos como la muerte y las historias de terror, nuestra fe nos lleva a celebrar la vida y la esperanza que encontramos en Cristo.

En la cultura actual, Halloween se ha convertido en una fiesta muy comercial, donde disfraces, decoraciones y dulces toman protagonismo. Los símbolos de lo macabro se han normalizado y la «invasión» de Halloween ha logrado que muchos la celebren sin considerar sus implicaciones más profundas.

Esto puede afectar la percepción de los niños, haciendo que asocien estas imágenes con diversión y alegría, socavando la inocencia y la pureza que se busca preservar.

Aunque para muchos puede parecer una celebración inocente, es importante que, como católicos, reflexionemos sobre el mensaje que transmitimos a nuestros hijos y al mundo con nuestras celebraciones. En lugar de adoptar una fiesta que celebra el miedo y lo macabro, estamos llamados a vivir y transmitir la luz del Evangelio, recordando que el 1 de noviembre es una fecha para celebrar la victoria de la vida sobre la muerte.

Una oportunidad para reafirmar nuestra fe

Rechazar la celebración de Halloween no significa renunciar a la diversión o a la alegría. Al contrario, nos invita a recuperar el sentido profundo de estas fechas, poniendo el foco en la vida de los santos, en sus ejemplos y en la esperanza de la vida eterna. Celebrar el Día de Todos los Santos nos recuerda que todos estamos llamados a la santidad y que la verdadera alegría proviene de vivir en la luz de Cristo.

Así como la industria cinematográfica y de consumo ha logrado popularizar la celebración de Halloween en todo el mundo, los católicos también debemos unir esfuerzos para recuperar y resaltar la belleza de la fiesta de Todos los Santos. Esto implica remar a contracorriente para promover el significado de esta celebración, que destaca la vida y la esperanza, y organizar actividades que inviten a las familias a vivir esta fecha con alegría y profundidad, transmitiendo a las nuevas generaciones el valor de celebrar la santidad y la victoria de la luz sobre la oscuridad.

Fuentes:

https://www.revistamision.com/4-claves-para-desenmascarar-halloween-una-forma-de-luchar-contra-el-adoctrinamiento/

https://es.catholic.net/op/articulos/12378/halloween-cristianismo-o-paganismo.html – modal