En una era dominada por las pantallas, el vamping (el uso del móvil durante la noche) se ha convertido en un hábito común entre los adolescentes. Este fenómeno afecta directamente al descanso, al rendimiento académico y a la salud física y emocional de los jóvenes. En este texto, analizamos cómo el vamping interfiere con el desarrollo cerebral durante una etapa clave de crecimiento, y proponemos estrategias para combatirlo.

Como padres, ¿alguna vez os habéis preguntado si el cansancio de nuestros hijos se debe a los “estudios” o puede deberse al uso del móvil hasta altas horas de la madrugada? La doctora Ángela Milán, neuróloga y especialista en sueño, nos da una respuesta contundente: el vamping es uno de los principales culpables del cansancio de nuestros hijos.

El fenómeno del vamping, que afecta especialmente a los adolescentes, está vinculado al uso excesivo de dispositivos electrónicos durante la noche, justo antes de dormir, y a veces incluso mientras deberían de estar durmiendo. El término vamping proviene de la combinación de «vampire» (vampiro) y «texting» (mensajear), y se refiere al hábito de robar horas de sueño para responder mensajes, revisar las redes sociales o ver vídeos a altas horas de la madrugada.

El vamping puede tener una serie de consecuencias negativas en nuestros hijos:

  • Rendimiento académico bajo: El cansancio afecta de manera directa a la concentración de nuestros hijos y reduce su capacidad de aprender, por lo que se produce un empeoramiento de los resultados académicos.
  • Problemas físicos: El uso excesivo de pantallas interfiere con la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño y nos ayuda a dormir. Esto puede desencadenar trastornos como el aumento de peso, desequilibrios hormonales y problemas metabólicos. Además, la exposición a la luz azul de las pantallas causa fatiga visual y eleva los niveles de estrés.
  • Adicción tecnológica y dopamina: Las interacciones en redes sociales, como recibir “likes”, estimulan la liberación de dopamina en el cerebro que tiene una doble consecuencia: por una parte, genera una sensación de recompensa que puede llevar a una dependencia similar a la de ciertas sustancias adictivas; y por otra, esa generación de dopamina inhibe la liberación de la melatonina por lo que dificulta que el cebero entre en “modo descanso”.

La adolescencia es una etapa clave en el desarrollo físico y mental, en la que el cerebro necesita descansar de manera adecuada para crear y fortalecer nuevas conexiones neuronales. El vamping interfiere con este proceso esencial, disminuyendo el tiempo de descanso y alterando el ciclo natural del sueño.

Para evitar el vamping y tratar de mejorar el descanso de nuestros hijos, es fundamental establecer ciertas normas. En primer lugar, debemos de tratar evitar el uso de pantallas al menos dos horas antes de ir a dormir, esto facilita la producción natural de melatonina y ayuda al cuerpo a prepararse para el sueño. En segundo lugar, debemos tratar de establecer una rutina de sueño con horarios regulares, incluso los fines de semana, lo que permite que el organismo se adapte a un ritmo estable y mejorar la calidad del descanso. Por último, debemos sacar el teléfono del cuarto de dormir de nuestros hijos, ya que al eliminar esta distracción se reduce la tentación de usarlo durante la noche, favoreciendo un entorno más tranquilo y propicio para dormir y descansar bien.

Por último, como padres es importante reflexionar sobre nuestros propios hábitos y analizar si nosotros también hemos caído en el vamping. Si nos quedamos hasta tarde utilizando el móvil o viendo series en la Tablet, estamos enviando mensajes confusos a nuestros hijos. Para que ellos adopten hábitos sanos, es fundamental que nosotros también los pongamos en práctica. Al final, el ejemplo que damos tiene mucho más impacto que cualquier norma que intentemos imponer.

Links de referencia:

Webinar: ‘Vamping’, el ladrón del sueño con la Dra. Ángela Milán

https://www.youtube.com/watch?v=io1Peg1_Xvw